En el Taller del Maestro


Hoy mi Papá amoroso me hizo tres regalos fantásticos.

¿Se acuerdan que no me gustaban los domingos?, pues debo decirles que ahora los amo con locura.

Estos días, especialmente los domingos están cargados de palabras perfectas de parte de Dios y, yo los guardo en lo más profundo de mi corazón.

Pues ahora les compartiré esta alegría tan grande que siento, que para eso es la vida para compartirla con los demás.

Esta semana recibí palabras muy duras de mi madre; las cosas que me dijo fueron muy específicas y no podía dejar de pensar en su significado.

Volví a la calma y Dios me habló hoy con tanto amor que me invadieron esas ganas de llorar pero de emoción, al saber cuál es realmente la verdad.

Y la verdad es que no puede ser maldecido quien Dios ha bendecido, así que estoy a salvo en sus brazos (Pero esto ya lo sabía).

Ahora les cuento otro secreto, soy ilustre en mi casa, eso tampoco lo sabía y es que tengo un origen familiar noble y distinguido y, como no si Dios es mi Papá.

Visité la habitación 107 y vi varios cuadros majestuosos, imponentes.  Pero reparé en uno sólo, la cárcel; tenebrosa, enorme, sombría, oscura, con sus rayos y unos aires de soledad que asustan.

¿Se la imaginaron?.  Pues saben, no es más que un cautiverio mental.  Dios ya abrió esa jaula, "mi jaula"; ya no soy más prisionera y por la gracia de Dios soy lo que soy (1 Corintios 15:10).

Entonces Papá hoy me liberó de la doctrina familiar, me recordó que soy bendecida por él y además de todo, ilustre, qué bonito suena y es real.

Tan real como el aire que respiro.  Siempre gracias Papá, puedo sentir tu abrazo en este día y soy muy afortunada porque tengo al mejor Papá.

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