Lluvia de Dios en la oscuridad
Es extraño vivir en su casa. Debe ser por eso que todo da un giro muy brusco de repente y todo el tiempo. Pensé que me había adaptado, pero tengo tantas preguntas en mi cabeza que siento que no puedo avanzar sin entender. Cuando no hay coherencia entre las acciones y las palabras, eso genera una confusión terrible dentro de mí; repaso y repaso las cosas y sé que no hay maldad para perderse, al menos en mí. Apenas la semana pasada estaba bailando en mi mundo lleno de luz, de paz, de árboles, de Dios; lleno de música, de piano, con un lago precioso y un árbol divinamente inclinado, parece que se cae pero en realidad está bien firme y es el más hermoso del lugar. En ese pasto entre verdoso y amarillo, estoy yo, bailando -como la bailarina de mi cuadro-; feliz y al mismo tiempo con ganas de llorar, porque estar sola es mi felicidad y sólo necesito de paz y amor para poder bailar en armonía con la luz radiante que alumbra mis ojos, que se asoma por un pequeño huequito a trav...