El olor de la felicidad

Es dulce y duradero; es de esos olores que te traen recuerdos de vainilla con brillitos y de cuando eras inmensamente feliz en un pequeño cuartito decorado con todo el amor de tus amigos plasmado con muchas letras en una de las paredes de ese lugar, tan sencillo y bonito a la vez.

Es de esos olores que te transportan a esos lugares donde fuiste tan feliz con tan poquito.  Porque no es el lugar lo más importante sino lo que has puesto ahí, los recuerdos, las personas, el cariño.

Y este olor tan bonito lo sentí ayer por la mañana pero, el único que estaba por ahí antes de percibirlo fue mi papá y, con él experimento algo extraño, no recibo cariño sino todo lo contrario, sin embargo sus acciones ya no me causan dolor ni resentimiento.

Este olor tan bonito me hizo sentir tanta paz, mucha calidez y amor, es el olor que me había abrazado y aún me abraza.

Es el olor de la ilusión, de la inocencia, de la juventud, de la vida; el olor de la unión, de las sonrisas y las risas a todo pulmón, el olor de la felicidad de la familia, de lo incondicional.  Sencillamente el olor del amor.

Todos tenemos el alma linda sin importar por lo que hayamos pasado, no nos hemos roto, eso no es verdad; sólo nos hemos transformado, es parte de la vida y ya nada volverá a ser como antes.

Pero saben? ya sé lo que era ese olor, es el alma de mi padre, que me hizo sentir todas estas cosas tan bonitas al percibirlo y, aunque ahora es distinto, su alma sigue siendo la misma de ese joven amoroso que me tomaba en brazos como su única prioridad.

Te amo papá.