La inalcanzable libertad

Ahí está la libertad, aunque en realidad nadie quiere alcanzarla por completo; cuando la tienen huyen de ella presos de sus pasiones y deseos. Ahí está la libertad, “utópico y efímero estado de equilibrio”, así lo manifestó Martha Ormaza, en su obra “La quiero a morir”.

Salen de una especie de caja, se levantan del suelo y, mientras se quejan de dolor, alzan con sus manos unas telas que van llevando en su lento camino; son unos seres oscuros, opacos y de caminar tambaleante.

Al llegar a su destino gritan “libertad”, es eso lo que quieren, pero ella está ahí, personificada en una mujer, con un largo vestido blanco que cubre todo su cuerpo, con delicados pliegues que caen suavemente sobre su piel; Libertad tiene también un brillante encaje dorado que bordea su cintura; una cabellera rojiza con un delicado peinado que hace que sus rizos bailen en la noche.

La dulce señorita aún no entiende porqué siempre tiene los pretendientes más complicados, todos la quieren pero la dejan; este es el caso de un soldado que debe luchar para ser un héroe; no puede dejar de hacerlo, se ha rendido ante su ego; pero a veces recurre a Libertad para distraerse, para jugar, pero no deja de lado su deseo de triunfar.

“Los héroes no existen” gritaba la doncella pero el necio soldado no quiso escuchar y murió sin Libertad, pero concluyó que la quería a morir.

Así finaliza esta obra de teatro que ha dejado varios pensamientos en sus espectadores. Carlos Granja (44 años) no disfrutó de la obra y expresó que no fue de su agrado, “realmente no la entendí”.

Por otra parte, Fernando Calderón (48 años) ha captado perfectamente el mensaje de los actores, “sencillamente nos movemos a través del ego y, tenemos libertad para hacer el bien o el mal”.

Esta obra llena de suspenso contó con la participación de Martha Ormaza (Libertad), quien se siente feliz de haber creado esta historia dedicada para todos quienes quieran reflexionar. “La libertad debería ser algo más atrapable”, expresó y, este es un tema que la tiene intrigada desde sus años de juventud.

Juan José Gatto (el soldado), contribuyó en esta obra con su ingenio, la idea de Martha le pareció tan buena que lo único que hizo fue aportar a la hora de actuar con un poco más allá de lo que estaba escrito en el guión.

El vestuario también desempeñó un papel muy importante en esta obra, ya que habló mucho de todos los personajes. Bernarda Stael fue la encargada de diseñarlos y manifestó que realmente todo se hizo a última hora, “la idea era mostrar algo sencillo”. El truco del sensual y hermoso vestido de Libertad esconde una peculiar historia familiar.

La hija de Martha Ormaza, Paloma Pierini, también estuvo presente en la apertura de la obra. “Principalmente me encargué del diseño de los afiches y la publicidad de La quiero a morir”.

Esta obra cuyo punto de encuentro fue en el Centro Cultural Itchimbía, dejó un sinfín de mensajes y cada espectador desde ahora le dará un nuevo significado a la palabra libertad.

La obra de teatro La quiero a morir se presentará también hoy y mañana. Su ingreso es gratuito.

En la fotografía: Martha Ormaza

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