En un lugar azul celeste...

-  El marciano tenía sombrero.

-  No, no tenía, ni existen los marcianos. 

-  Pero soy feliz creyendo en ellos.

-  No, la felicidad no es creer en algo que no existe, tú ni feliz eres.

-  Yo creo que soy inmensamente feliz y más cuando mi amigo de sombrero se toma un café  conmigo.

-  No, si tú no tienes amigos y además no te gusta el café, el café es malo para la salud.

-  Es mi bebida favorita y en lo amargo de su sabor está la esencia de la felicidad.

-  No, no es tu bebida favorita, tú ni tomas café y, las bebidas amargas son muy feas.

"Pienso que lo amargo es delicioso" dijo el cóndor, ni siquiera era incomprendido, su amigo el gallo era un tantito necio.

El gallo decía que su amigo no era un cóndor sino un jilguero.  De todas maneras fue cóndor cada día al despertar.

Si alguien no ve tu esencia y tu imponente ser, aún así no dejas de ser tú ni por un instante.

Todo pasó tal como el cóndor lo contó.  Se tomó el café más amargo y delicioso y tuvo una interesante conversación con su amigo de sombrero; incluso vieron una película de esas que puedes repetir muchas veces porque lo bonito es cómo te sientes al mirarla.

Sin importar lo que suceda, mira siempre al gallo con compasión y conversa desde el corazón sin perder la cabeza por una discusión.

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