Simplemente amor


Hoy se cumplen 100 días, de cosas aprendidas y desaprendidas, de dolores olvidados y paisajes grabados en el alma.

Hoy se cumplen 100 días de valentía y de amor; de lágrimas y falta de comunicación; de compasión y falta de empatía; de autoritarismo, violencia y dictadura, que se opacan completamente con la fe y la paz que sobrepasa todo entendimiento.

He aprendido algo nuevo con cada despertar pero son tres cosas las que les quiero contar:  Volver a Dios, cambiar de mentalidad y ser valientes todo el tiempo y a cada instante.

Es una mezcla de sentimientos encontrados; pero me quedo con lo bueno, con la fuerza y el amor que llenan mi corazón.

Con las palabras bonitas y las actitudes lindas, con el tiempo de oración cada mañana al despertar, con el arbolito tan hermoso que me llena de paz -lo han cortado mucho en estos 100 días- pero él brilla igual de hermoso y en sus cortes le salen nuevas hojas naranjas.

Comprendí que la gente de verdad es gente rota, gente que se cura sus heridas sola y a diario.  Las heridas son regalos que nos capacitan y nos permiten tener empatía.

Empatía, una palabra complicada en un mundo donde todos somos como pájaros enjaulados revoloteando las alas, intentando ser libres a costa de dañarle las alas a alguien más.

Entonces cuando una persona cree que ama, pero nadie puede sentir ese amor, será porque es un sentimiento egoísta que con amor nada tiene que ver ?.

El amor de verdad piensa primero en los demás, en ver dibujada una sonrisa en su cara.  El sentir la felicidad de la persona que amas, lo es todo en la vida.

No se trata de pensar en uno mismo de forma egoísta, sino de pensar que el otro puede ser feliz de una manera distinta; no es doctrina, es amor en su más pura y simple expresión.

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