Libre Albedrío


Estuve ausente, perdida en el mundo, de las ideas y los reproches, de la tortura.

Navegué por el mar de la ira y eso significa volver a ese lugar, a ese del que ya les había contado y ahí no hay nada.

Al salir, Tommy dijo una palabra hiriente, no fue para mí sino para el autor de una frase que leí en voz alta y, me sentí de vuelta en mi corazón, porque pude explicarle que no somos jueces ni dueños de la vida de los demás.

Le conté que Dios nos dio libre albedrío y ese es el regalo más espectacular, porque somos libres de elegir lo que queremos ser, hacer, pensar y proyectar; según nos dicte el corazón, es decir, la conciencia.

Que Dios siendo Dios no nos mira como juez sino con amor y, de la misma forma debemos entender que el amor se manifiesta de mil maneras y cada una es válida y preciosa porque viene del corazón.

Todo el tiempo me escuchó, al final quiso decirme algo:  "Te vas a molestar mejor me callo".

Y también pude decirle que está bien, que hay que pensar muchas veces antes de hablar, porque podemos herir a los demás.

Sé que no hay fórmulas perfectas pero, se siente bien si educas a tus hijos con el amor que sale de tu corazón, no te vas a equivocar.

Eres humana, tienes derecho a ausentarte, pensar, asimilar lo que no puedes cambiar y regresar para seguir haciendo que cada día cuente; con algo pequeñito, que te llene el corazón de amor será suficiente.

Tu corazón es el corazón del universo, es el centro de todo, tiene una luz infinita, que no se apaga.  Es normal sentir tristeza cuando alguien quiere quitarte lo que Dios te dio, pero confía, Dios te respalda y sin importar lo que te digan, ya te dio la victoria.

Esa preciosa luz seguirá brillando hasta traerte de vuelta.

Eres pura no por una moral impuesta; eres pura porque tu intención es noble y verdadera; porque te mueves por el amor y no por la falsa moral de este "mundo perfecto".

Existe un universo entero sólo para ti, no le pongas señaléticas, no hay letreros, deja que tu corazón te guíe, que no se va a equivocar.

Ya no des explicaciones, no puedes fallarte a ti por no defraudar a los demás, aún cuando sean de tu familia.

Son cargas que ya no puedo llevar más; cuando algo está muy pesado ya empieza a doler, a sentirse injusto, eso destroza el alma y, yo quiero caminar feliz.

Dios me respalda, me protege y será él quien restaure y sane a mi familia, yo no lo puedo hacer, no está en mis fuerzas y no quiero perderme para encontrar lo que no sé si existe.

Abrázame Papá y cúbreme para que nada malo me pueda alcanzar.

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