Incompleto



Y entonces de repente en un lugar extraño pero familiar  a la vez, la casa muy bonita me traía recuerdos, ya había estado ahí.

Era un lugar muy acogedor y sus paredes de madera de un café muy oscuro pero, me sentía en casa.  Miraba todo y tenía una sensación de felicidad inexplicable.

No había nadie en este lugar pero, de una forma inesperada aparecieron varias personas.  La primera que miré fue mi mamá.

Pues ella tenía algo de apuro, yo tenía que ir a ver a una persona, en lugar de estar contemplando toda la madera que había a mi alrededor.

Pues aún no sabía a quién debía ir a buscar, lo supe cuando le vi.  Me gustó mucho ver a esa persona.  Hace tiempo que no la encontraba en estos lugares tan absurdos.

Lo extraño es que no recuerdo los detalles exactos de cada acercamiento con esa persona, es como si alguien apretaba el botón "adelantar".

De todas maneras, apenas le vi, lo primero que hice fue besarle, aunque no sabría describir como fue ese beso porque es como si no lo hubiera vivido.  Sólo sé que sucedió.

Nunca pude tampoco mirarle fijamente a la cara.  Sólo veía sus piernas y me senté cómodamente en ellas.

Ahora aparece mi hijo, él es un pequeño bebé y, yo le encargo con este incógnito personaje porque yo sin ninguna explicación lógica tenía que salir corriendo en ese preciso momento.

Cruzaba por un puente -dentro de la casa-, un puente de madera que me iba guiando el camino.

Mientras corría con mucho apuro, en el camino estaba de nuevo mi mamá y una señora que nunca supe quien era, ella mencionaba el nombre de una mujer -su nombre lo recuerdo claramente-; me decía que esta chica no me odiaba.  ¿No me odiaba por besar a su novio?.

Yo no quería que nadie me explique nada, sólo corría y corría, como quien huye de algo pero, sin saber muy bien de qué exactamente.

Nunca volví a este lugar, o nunca salí completamente de aquí.  Aparecí en un cuarto, donde estaba con este misterioso personaje que yo sé perfectamente quien es, pero cuando me daba cuenta, físicamente era otra persona, era alguien que no tenía nada que hacer ahí, ni siquiera era un hombre.

Al final de una colina había un cuarto donde podía ver a mi hijo, estaba bailando junto a mis padres.

Yo de nuevo sólo quería salir corriendo de ahí, para ir esta vez por mi hijo, que había crecido tanto -tenía la edad que tiene hoy, 10-.

De nuevo no llegué nunca a ninguna parte y, aparecí esta vez en un patio, era el jardín de una casa y tenía mucho espacio verde; aquí a mi lado estaban otras personas; una familia completa, el papá y sus dos hijas.  Se cambiaban de ropa aquí en este lugar y, yo me sentía demasiado incómoda.  De nuevo empecé a correr, pregunté dónde era la casa y estas personas mientras se desvestían se reían de mi pregunta.

Llegué a la garita de un guardia y mientras él trataba de ayudarme, llegaba en una camilla de hospital el hombre incógnito de mi historia y, le faltaban sus piernas!.  Sólo en esta ocasión pude ver su cara y sus ojos.

Sentía mucha tristeza y desesperación, llegó en ese instante la persona que no me odiaba.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Imágenes del más allá: El tan ansiado final

Rosa Zárate: Una mujer de acción

Las Marujitas por aquí y por allá