El sueño

Esa promesa tuya me ha dado esperanzas, no te voy a mentir.

Mi subconsciente no lo podía creer, tanto así que ayer tuve un sueño, pero se convertía en pesadilla. ¡Espero que no acabe así tu promesa!

Mi casa era la misma de siempre, pero muy desarreglada, me daba la impresión de que yo sólo estaba de paso por ahí, como en aquellas ocasiones cuando vivíamos en Manta y usábamos la casa de Quito sólo para ir de vacaciones.

Lo único que pensaba era en llamarle -lo que no comprendo porque vive en otro país- y, lo hice. Le marqué desde el celular de mi papá (curiosamente no sabía cómo utilizar el mío).

Desde ese momento el sueño se tornó desesperante , no entendía nada y todos mis intentos de comunicarme con él fallaban.

Finalmente una chica contestó el teléfono, le hizo acercar y le dijo: "Creo que es una chica extranjera". Cuando me contestó le dije que yo estaba en el mismo lugar que él y que quería verle. Nos hablamos como si fuésemos novios.

Me dijo que mañana me llamaría, pero yo mañana estaría de regreso (a donde quiera que haya tenido que regresar)!

Así que no había tiempo que perder. Me cambié de ropa, escogí todo lo que mejor me quedaba pero, cuando me vi al espejo no me agradaba mi aspecto, tenía demasiados accesorios y ¡no podía desprenderme de ellos!

El tiempo seguía pasando, ya mismo anochecería y yo luchaba incansablemente por verme perfecta y no lo lograba. Iba de un lado a otro y, mi papá organizaba un sinfín de cuerdas y otros materiales; por lo que vi, supuse que el regreso al lugar a donde íbamos sería bastante complicado.

Mi padre entonces me indicó las actividades de alto riesgo que tendríamos que realizar para volver pero, ¡me aseguró que lo tenía todo bajo control!

En el vaivén en el que me encontraba, entré al que era mi cuarto y ¡vi a mi Tomy dormidito bajo un edredón azul de un equipo conocido de fútbol ecuatoriano!

Sabía que ya era tiempo de irme a verle, pero nunca terminaba de hacer cosas dentro de la casa.

No quería llamarle porque él me había dicho claramente que me llamaría al día siguiente, ¡pero nunca le dije que pare ese entonces yo ya no estaría allí!

Así que cuando creí que ya estaba lista, iba en busca de comida y ¡no tenía hambre!

Regresé a mi cuarto abrazada a un montón de comida que no me provocaba comer en ese momento. Ahí estaba mi primo que me pidió un poco y, con una mirada un tanto egoísta accedí por compromiso.

No sé para qué me equipé tanto, de todas maneras nunca fui a ninguna parte.

Al final terminé en una cabina telefónica rodeada de un montón de personas que me querían ayudar a marcar su número porque yo ¡ya no me acordaba de los códigos internacionales (no sé para qué los necesitaba porque se supone que estaba en la misma ciudad que él)!

No recordaba ni su número telefónico, intentaba una y otra vez y nada, los números se habían borrado de mi memoria. ¡Qué desesperación!. No es la primera vez que no lo puedo ubicar ni en sueños.

En ese momento me despertó la alarma, pero no, yo me rehusaba a despertar sin antes verle, así que le di la vuelta a mi almohada (es un viejo truco que utilizo para retomar los sueños interrumpidos y nunca me falla).

¡Regresé!, seguía en la lucha por comunicarme con él y, de pronto escuché un "Buenos días", era Tomy. Ya no había nada que buscar, era hora de volver a la realidad, aunque no está muy lejana a la del sueño.

Comentarios

Hola Diana. Muy interesante tu blog, en especifíco tu enfoque de este.
Te invito a que le des una miradita al mio: http://elcuartodelaprincesa.blogspot.com/

Un abrazo,

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