Manuela Espejo: Grande de América

Manuela Espejo, hermana de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, siempre tuvo acceso a los libros que pertenecían a su hermano, convirtiéndose así en una de las mujeres más cultas de la época.

Existen estudios que dicen que era Manuela de Santa Cruz y Espejo quien escribía en Primicias de la Cultura de Quito bajo el seudónimo de Erophilia, que significa “amiga del amor”.

Manuela fue una mujer que llevó una vida personal en la que hizo cosas que en esa época no eran comunes: según Tania Roura, escritora especializada en la historia de las mujeres, Espejo se casó a los 44 años con José Mejía Lequerica de 21 años.

María de Romo en su texto Manuela Espejo: precursora de la emancipación americana, la llama la mujer más grande de América. Este adjetivo le es dado por el hecho de tener una posición en la vida, de romper normas, de pensar, de no ser sometida.

Espejo no participó en las luchas ni en las reuniones, pero apoyó decisivamente a la causa de la libertad del Ecuador. En sus escritos, Erophilia denunció la inferioridad de la mujer con respecto del hombre. Por esta razón, muchas veces fue tildada de charlatana y bachillera.

Esta heroica quiteña es recordada no solo por apoyar a su hermano y esposo, sino porque defendió los ideales de igualdad de una mujer, dando a conocer al pueblo quiteño sus ideas renovadoras, aún cuando estas iban en contra del sistema colonial.

“Las mujeres somos las que damos el gusto a la ciencia, la materia a la urbanidad y el tono a todo sistema político”,
-Manuela Espejo
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