El Calé de Queso, la historia de un edificio

Justo a la entrada del Centro Histórico de Quito, en la esquina puntiaguda que forman las calles Guayaquil y Montúfar, está una edificación que despierta el interés de los visitantes por su forma muy peculiar, a manera de un triángulo, cuyo vértice superior le da la apariencia de un barco con la proa hacia el norte. En realidad se podrían encontrar muchas otras similitudes con su forma, pero la más difundida es la de “Calé de Queso”, nombre con el cual la conocen especialmente las generaciones mayores, que presenciaron su época de esplendor a lo largo del siglo XX.

Según los relatos históricos, una de las costumbres quiteñas, antes de que se conocieran en esta ciudad las grandes tiendas o los supermercados, era comprar y vender las cantidades de productos por su equivalente en dinero, es decir en sucres, que era la moneda en curso, o sus fracciones. Así, por ejemplo, la gente compraba 50 centavos de pan, 30 centavos de manteca, 20 centavos de harina, etc. El mercado era un concepto todavía arcaico.

A principios del siglo XX circulaba una moneda equivalente a 2,5 centavos, conocida como calé. Cuando las personas querían comprar un cuarto de queso, simplemente decían “véndame un calé de queso” y se llevaban un pedazo de forma triangular, que era el resultado de partir un queso circular en cuatro. Era el tiempo en que las calles y las casas se conocían por su forma y por sus mitos. Los historiadores llaman costumbrista a esta manera premoderna de nombrar. Después vinieron los nombres históricos y más adelante los códigos con número y letras, pero esa es otra historia.

El Calé de Queso tiene cuatro pisos y sus paredes están pintadas de amarillo. Los pisos superiores cuentan con habitaciones espaciosas de tumbado alto y conservan el estilo antiguo de sus ventanas, mientras que en la planta baja las puertas tradicionales han sido reemplazadas por puertas enrollables de uso comercial, lo cual afecta su estética, pero no logra anular su atractivo en general. Actualmente ahí funcionan un hostal, una joyería, una academia de belleza y una tienda de cinturones.

En el vértice norte hay una pequeña azotea desde donde un observador podría apreciar el ingreso y salida de personas y vehículos hacia y desde el Centro Histórico. Una parte del edificio está abandonada y corre el riesgo de deteriorarse. Por ello, el Municipio Metropolitano de Quito, decidió expropiar esa parte, la cual será restaurada por el Fondo de Salvamento (Fonsal) para que ahí funcione la sede de la Organización Latinoamericana de Centros Históricos. El Calé de Queso se apresta a vivir una nueva época de esplendor.

Fuente: http://www.quito.com.ec/index.php?page=shop.product_details&flypage=&product_id=655&category_id=64&manufacturer_id=&option=com_virtuemart&Itemid=66&lang=es_ES&utm_source=boletin_cmt&utm_medium=email&utm_content=link_curiosidad&utm_campaign=abril_2008&vmcchk=1&Itemid=66

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